Mario Bernardo Figueroa

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La ley de Milei no es la Ley

El candidato argentino a la presidencia, Javier Milei, triunfador en las primarias, se ha convertido en todo un fenómeno político. El Hamelin austral encanta multitudes al montar el espectáculo —no operaría sin él— y soplar muy fuerte la flauta de “libertad, libertad a costa de todo”, de reducir al extremo al Estado, de atropellar derechos

Declara Mancuso

Declaró Mancuso…, otra vez; está declarando. No sabemos aún si al final aportará  nuevas verdades,  pero en esta ocasión le queda claro al país, sobre todo a las nuevas generaciones, la magnitud del horror que cometieron y aquellos que lo determinaron (las audiencias están en la red). Prácticamente todo el establecimiento estuvo implicado: muchas de

Potencia de la vida… ¿sin cultura?

Los cambios de los que hablamos no podrán realizarse sin contar con ellos, con artistas y demás trabajadores de la cultura; sin maestras, sin educadores y sin una articulación seria de muchas instituciones y de varios ministerios, en la que el de cultura debería tener un papel central, imposible de lograr mientras siga acéfalo y al margen de todo.

¿A-Qatar el mandato de ese goce?

Miles de cámaras: además de las de los periodistas y espectadores, la FIFA ha dispuesto cientos de sofisticados aparatos ópticos y de sensores para lograr registrar con precisión un jugador fuera de lugar o si el balón pasó la raya de gol. Hasta un «ojo de halcón» ubicó allí. Ya había instalado el VAR, un

La Ministra, el dios y la jauría

Si no, si te resistes o si tus síntomas te impiden marchar al ritmo del crecimiento esperado o de la belleza ordenada, ya lanzaremos tras de ti la jauría encabezada por algunos periodistas, por el coro ensordecedor de la opinión pública, bien privatizada por los magnates que suman las cuentas al final de cada jornada, porque para ellos no hay mañana.

Para vivir sabroso, ¡no matarás!

Esta industria de fabricación de cadáveres, con múltiples variaciones, distintas presentaciones para fines diversos y múltiples filiales en todo el país, se sostiene en los tres estigmas que nos agobian como sociedad: la impunidad (mayor del 96%), la inequidad (una de las mas altas del mundo) y la discriminación (somos una sociedad patriarcal, machista, clasista, racista y sexista). 

El cándido candidato y su encanto

Quizá la tradición de apelar a la memoria y al reconocimiento de los ancestros, de los sabedores y sabedoras, presente en muchas comunidades de nuestro país, indígenas, afros y campesinas, nos permita servirnos de otras formas del padre, de la madre; menos infantiles y menos edípicas, más anudadas a lo simbólico, al saber que respeta el arraigo y la diferencia, y a vivir de manera colaborativa y respetuosa, aportando cada uno su falta, su deseo, su sueño, en lugar de tratar de obturarla. Quizá nos permita vivir un tanto descentrados del “pienso luego existo” que nos ha traído hasta acá, para matizarlo con el  “soy porque somos”, necesario para vivir sabroso y caminar bonito, sin el goce de sacrificarnos a esos viejos “ídolos oscuros”.

“¡No miren para arriba!” (se nos cae el candidato)

Es claro que la mayoría de los medios están imponiendo un candidato y callan ante las transgresiones del anciano mientras ríen de sus intervenciones y lo convierten en un personaje bonachón y audaz, bien verraco, que ha llegado a donde está a punta de tesón y de acabar con la corrupción. Parece que nos gritaran en coro, como en la película, “Don’t look up”, no miren para arriba porque le ven las vergüenzas (…) y se nos cae.