Las cárceles y el derecho penal son el reflejo más descarnado de una sociedad. Su reforma es urgente.
El Gobierno Nacional radicó ayer el proyecto de ley para humanizar la política criminal y penitenciaria y contribuir a la superación del estado de cosas inconstitucional en esta materia. La iniciativa es audaz, urgente y necesaria, tanto por sus efectos prácticos, como por los mensajes éticos que promueve: superar el paradigma del populismo punitivo y avanzar hacia un modelo de justicia restaurativa e incluyente.