Columnas

Salud Rural y las transiciones hacia un modelo en función de la vida.

Pensar también la salud rural como un escenario transformador de la realidad de los territorios vincula las dimensiones políticas de la salud. Trascender de los discursos desarrollistas, extractivistas y neoliberales que han generado unos impactos sociales y medioambientales notorios en Colombia, pasa también por rescatar e inventar otras formas de relacionamiento dentro de ese metabolismo sociedad-naturaleza.

Adiós a la Procuraduría…

Todos esos recursos humanos y económicos pueden y deben direccionarse a una nueva institucionalidad que fortalezca la Fiscalía General de la Nación, para perseguir conductas relacionadas con la corrupción, como propuso Petro, y a la Defensoría del Pueblo, para robustecer su papel de garante de los derechos humanos y fundamentales, en aras de fortalecer la institucionalidad regional. 

El reto de entender qué nos pasó

Los Diarios del maestro Pessoa inician con una metáfora que compara a la humanidad con un insecto. En ella, somos una especie de mosca, cegada, que quiere avanzar hacia la luz, sin darse cuenta de que un vidrio nos separa de la verdad.

Mural del artista filipino Boy Dominguez

Justicia climática agraria: Desafios para el nuevo gobierno de Petro/Márquez en Colombia

La redistribución de la tierra también requiere el Reconocimiento de los derechos a la tierra de diversos grupos sociales, entre ellos los Pueblos Indígenas y  Afrodescendientes. Este Reconocimiento debe considerar las diversas formas de relación con el territorio, la naturaleza y los recursos que van más allá de la lógica de la propiedad privada y el mercado. Debe considerar las tradiciones, sabidurías y conocimientos ancestrales de las comunidades rurales que han sido marginadas y excluidas en Colombia durante 200 años de vida republicana.

Para vivir sabroso, ¡no matarás!

Esta industria de fabricación de cadáveres, con múltiples variaciones, distintas presentaciones para fines diversos y múltiples filiales en todo el país, se sostiene en los tres estigmas que nos agobian como sociedad: la impunidad (mayor del 96%), la inequidad (una de las mas altas del mundo) y la discriminación (somos una sociedad patriarcal, machista, clasista, racista y sexista). 

De las armas a las urnas

Por ser la guerrilla con mayor presencia en el territorio, la política nacional solía girar en torno al, llamémoslo así, «problema de las FARC». Que abandonaran las armas, a través del Acuerdo Final de Paz firmado en noviembre de 2016, es un hito con grandes efectos en la distribución del poder. 

El imputado y el aprendiz

«No se trata sólo de su “orgullosa” inclinación por la ilegalidad, o de su “chavacan” desconocimiento del Estado y los problemas del país. Se trata también de lo que políticamente representa para los derechos y las libertades en Colombia. Sin sonrojarse, el señor RH, le propone al país un salto de regreso a lo peor del Siglo XVIII»

El cándido candidato y su encanto

Quizá la tradición de apelar a la memoria y al reconocimiento de los ancestros, de los sabedores y sabedoras, presente en muchas comunidades de nuestro país, indígenas, afros y campesinas, nos permita servirnos de otras formas del padre, de la madre; menos infantiles y menos edípicas, más anudadas a lo simbólico, al saber que respeta el arraigo y la diferencia, y a vivir de manera colaborativa y respetuosa, aportando cada uno su falta, su deseo, su sueño, en lugar de tratar de obturarla. Quizá nos permita vivir un tanto descentrados del “pienso luego existo” que nos ha traído hasta acá, para matizarlo con el  “soy porque somos”, necesario para vivir sabroso y caminar bonito, sin el goce de sacrificarnos a esos viejos “ídolos oscuros”.

“¡No miren para arriba!” (se nos cae el candidato)

Es claro que la mayoría de los medios están imponiendo un candidato y callan ante las transgresiones del anciano mientras ríen de sus intervenciones y lo convierten en un personaje bonachón y audaz, bien verraco, que ha llegado a donde está a punta de tesón y de acabar con la corrupción. Parece que nos gritaran en coro, como en la película, “Don’t look up”, no miren para arriba porque le ven las vergüenzas (…) y se nos cae.